El domingo pasado, en un grupo de facebook, una artista plástica comentó que por primera vez se había animado a publicar sus obras pero que solo recibió mensajes tipo: que bonito cuadro, elogios y likes de me gusta. Ante tal respuesta, y desde mi perspectiva un poco triste y frustrada, publicaba: ¿por qué nadie compra mis obras?

Al verla en esa situación y ver que no era la única, dado que fue un post muy comentado, me di cuenta de que es necesario hacer una aclaración que por más que nos la dicen mentores como Ramón Objetivo Arte, Martin Soria o Sandra Ontiveros Melgar sigue sin quedar clara dentro del gremio artístico.

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¡ Publicar y exponer no lo es todo para lograr una venta…!

Asimismo, yo le comentaba que también influye el contexto, plataforma digital o target al que se estaba acercando

¿Por qué lo digo?

Porque me ha tocado formar parte de estos casos, que al parecer no son los únicos:

Caso 1:

Se juntan un grupo de artistas que desean vivir de su trabajo. Tienen obra y la primera idea que se les ocurre es crear una exposición para vender. Se acercan a sus otros amigos, buscan financiamiento; e incluso, ponen de su bolsa para consolidar la muestra expositiva.

Aunado a lo anterior, crean una fanpage en redes sociales y/o una página web en donde colocan las obras que conforman la curaduría, dan una explicación de lo que va cada una de ellas; y dicen de boca en boca sólo a sus amigos de la exposición.

Caso 2: 

Un artista decide hacer su galería virtual. Invita a otros amigos a que publiquen y pongan obra. Deja en claro el discurso que pretende y concentra su publicidad en los medios de sus amigos, art lovers y los suyos propios.

Caso 3:

Una curadora decide consolidar un espacio independiente de exhibición, busca artistas con talento y buena obra. Hace una selección e invita formalmente a los que le gustaron. Todos aceptan. Crea una curaduría bajo la línea de las tendencias actuales y hace una invitación general por medio de sus redes sociales.

En todos los contextos y casos hubo intención, esfuerzo y tiempo invertido. En el primer caso, no hubo ninguna venta. En el segundo, después de un año de talacha, solo se llegaron a concretar 7 ventas; y en el último, solo tres personas preguntaron si se vendía la obra expuesta pero nada pasó.

¿Qué fue lo que falló?

Euge Oller diría:  Primero hay que comprobar el mercado.

Solo después de eso pasamos a lo que nos dice Martín Soria referente al mismo tema: Que nos acerquemos al mercado correcto. Llamando, tocando puertas, entrando en grupos  y en esos lugares en donde se compra y vende arte.

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Si solo invitas a tus amigos, haces una invitación en tus redes sociales e inclusive una página web pero te concentras en los de tu alrededor y contexto, las plataformas de difusión y target son muy limitados; e inclusive erróneos, porque no estás con la gente; o mejor dicho, el mercado que pueda comprar tus obras. 

Eso lo vi tanto en la exposición como en el espacio independiente de exhibición. En ambos casos, se intentó vender obra, pero solo se invitó a los amigos, familiares y dos que tres conocidos más; muchos de ellos con la misma situación económica y de necesidad.

Omitimos invitar a coleccionistas, galeristas, marchantes de arte, art dealers, etc.; en fin, alguien relacionado al mundo del mercado del arte (acorde al perfil de la obra).

Dimos por hecho que con un llamado general a nuestros círculos cercanos alguien iba venir, ver la obras y comprarlas sin chistar. 

Mala idea.

Por otra parte, con la galería virtual, colaboré en una campaña publicitaria en la cual nos concentramos en medios culturales; específicamente, en aquellos dedicados más al gremio intelectual, para el análisis, investigación y crítica.

Muy mala estrategia. Si ya sabíamos quién era nuestro buyer persona, debimos de publicar en los medios que consulta este, acercarnos a los lugares en donde él se relaciona y si conocemos a un personaje que entre dentro de este target, hablarle y ofrecerle nuestro producto (porque el final de cuentas una obra de arte es un producto).

Ojo, no digo que hay que dejar de lado las revistas como Territorio, Chilango o la Tempestad; más bien, empezar a agregar dentro de nuestras campañas de marketing y publicidad a los medios de nuestro target. Aquellos enfocados o con una sección para los coleccionistas de arte. Aplica lo mismo para las plataformas de difusión. Es decir, no optes por aquellas en donde solo hay artistas, también escoge en donde existan coleccionistas y galerías de arte, y que el enfoque sea incentivar la compra del mismo. Ejemplos ampliamente conocidos son: Arnet, Art Collector o American Art Collector Online.

Pero es que es muy difícil o muchos son de paga y caros…

Como dijo Martín Soría, nadie dijo que es fácil. Detrás hay mucho esfuerzo, dedicación, perseverancia, horas de investigación, entre otras cosas, para saber inteligentemente donde llevar y ofertar tu obra con éxito.

Pero darse cuenta, tener la intención de actuar y comenzar a hacerlo es el primer paso.

¡Ánimo y sigue adelante!

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